Diálogo entre Guille y AVSP-1 (una avispa cualquiera)

Guille llegó a la piscina dispuesto a darse un chapuzón. En la superficie vio una avispa que había caído al agua. A pesar de tener un poco de miedo y ser alérgico al veneno de avispa, decidió salvarla. Milagrosamente Guille entendió que la avispa le estaba dando las gracias … y todo lo que empezó a contarle.

– Soy AVSP-1. Como fui la primera larva en nacer, la reina me tenía cariño y me convertí en su confidente, decía AVSP-1.

Me contó que había pasado el invierno refugiada en un agujero entre las tablas de un establo abandonado:

– Allí el frío se notaba menos y pude aguantar las heladas del crudo invierno, prosiguió AVSP-1. En marzo, cuando vosotros os quedasteis en casa por el confinamiento mi Reina decidió salir. Y como es muy trabajadora, enseguida tuvo una pequeña casita, un avispero con 3 o 4 celdas nada más.

En la celda que esta más hacia el este, puso el huevo del que nací yo. No te lo vas a creer, Guille, pero de pequeña era fea, fea, fea. Parecía un gusano.

La reina me contó que salía a cazar insectos para darnos de comer a mí y a mis hermanos feos. Ese era todo su trabajo, no hacía nada más.

Un día todos los hermanos entramos en letargo y quedamos encerrados en un capullo. Yo sabía que algo me estaba pasando por dentro y por fuera. Y un día… como que me desperté y ya era la avispa que soy ahora.

Guille se atrevió a preguntarle, aunque no sabía si AVSP-1 lo iba a entender

– ¿Te dolió el cambio?

– No lo recuerdo, pero el cambio me gustó, respondió AVSP-1.

Guille siguió preguntando:

– Y ahora que eres avispa ¿qué haces?

– Pues mis hermanas y yo ayudamos a la reina. Hacemos que el avispero sea más grande, cazamos para alimentar a las nuevas larvas y a la reina, defendemos el avispero… muchas cosas Guille, siempre volando de aquí para allá.

– ¿Y qué hace la reina?

– La reina se dedica todo el tiempo a poner huevos y alimentar a las larvas.

– ¿y tú no quieres tener hijos, digo larvas? Preguntó Guille tímidamente

– Mira Guille, nosotras, las obreras, no podemos tener hijos o, lo que es lo mismo, poner huevos. Lo que la reina utiliza para poner los huevos en las obreras se ha transformado en el aguijón para cazar y defender el nido.

Nosotras, las obreras, hacemos crecer el nido y estamos orgullosas de ello. Ahora que llega el final del verano es cuando más grande está el nido.

– …Y ¿por qué nos picáis? – volvió a preguntar Guille

– No lo hacemos por maldad, siempre lo hacemos en defensa propia cuando creemos que nos atacáis.  Te voy a dar unos consejos para que no nos sintamos atacadas y no te piquemos:

  • No te acerques a nuestros avisperos.  Si creemos que vas a atacar nuestra casa iremos todas a picarte para defender a la reina y a nuestras hermanas. Además, te podremos picar varias veces. Cuando picamos damos la alarma y vendrán más hermanas a defender la casa. Aléjate si puedes de esa zona.
  • Cuando vamos de caza usamos la nariz, nuestras antenas, para buscar comida. No te pongas colonias que huelan mucho a flores. Lleva colores discretos cuando pasees por el campo. Las barbacoas ¡nos encantan! Nos atrae el olor a carne y también el sabor de las bebidas con azúcar, así que mira bien si estamos dentro de tu vaso o botella al beber, o cerca de tu plato.
  • Si tienes cubos de basura en el jardín, tápalos así no nos olerá y no nos acercaremos a comer.
  • Si nos intentas matar cuando estamos sobre tu piel, es fácil que te piquemos. Deja que nos vayamos y muévete lentamente.
  • A veces hacemos el avispero en agujeros en el suelo. NO metas las manos.
  • También necesitamos agua para beber o para hacer el material del nido. Si estás cerca de zonas con agua como piscinas, estanques o charcos, vigila donde pones los pies para no pisarnos.

– ¡Cuántas cosas! No se si me acordaré de todo… ¿Y qué os pasa después del verano?

– Pues es un poco triste, dijo AVSP-1, con el frío todas las obreras nos vamos a morir. Solo las reinas sobreviven.

– Entonces -preguntó Guille- ¿para qué tanto esfuerzo?

– Es la manera que la naturaleza nos ha dado para que al año siguiente al menos haya algunas de nosotras y así conservar nuestra especie.

Guille se quedó callado. Nunca pensó que una avispa le daría pena, pero ya sabía su nombre… AVSP-1 aprovechó la pausa para levantar el vuelo, ya se le habían secado las alas del todo. Se alejó sin prisa.

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